viernes, 20 de noviembre de 2015

Cuando los extraños se encuentran con extraños Por Gibrán Alberto Villena López y María Clara Sierra Villgómez

                    


A continuación se hablará acerca del tema “Cuando los extraños se encuentran con extraños” en el que se hará una breve explicación sobre el comportamiento de las personas al encontrarse con extraños, cuáles son sus expectativas acerca de estos encuentros, y la naturaleza social de estos fenómenos para después abordar dos tipos de lugares públicos que a Bauman le pareció pertinente hablar en su obra y que son lugares que podemos ver en la actualidad, lugares que carecen de civilidad.
     
                                                                

Según Richard Sennett (1978) la ciudad es un “asentamiento humano en el que los humanos tienen probabilidades de conocerse”. Sin embargo Bauman agrega que no es que la relación entre estos extraños cambie, sino que comienzan como extraños y después de este fortuito encuentro siguen siendo extraños, no es como encontrarse a tu padre, tu madre, un amigo de la infancia, etc., más bien es un desencuentro. No es que se encuentre a ese extraño y se retome el encuentro pasado, no hablan de sus sentimientos y mucho menos de los sentimientos de sus conocidos, ni siquiera existen experiencias o recuerdos en los cuales basarse y continuar. Por lo general es un acontecimiento sin pasado y sin futuro, el cual se evita para no tener que volverse a ver, es un breve momento en el que se aprovecha el máximo de ese encuentro tratando de no postergarlo y no dejarlo para otra ocasión. “En el momento del encuentro no hay tiempo para ensayo y error, ni aprendizaje a partir de los errores, ni esperanza alguna de tener otra oportunidad” Bauman (2003).



Sin embargo para poder acoplarse a estas exigencias, es necesaria una habilidad a la que se le denomina civilidad, la cual según Sennett protege a las personas y permite que las personas disfruten de esa compañía, es como ponerse una máscara con la que se protege de los sentimientos, las situaciones de poder, pero sobre todo de proteger a los demás de la carga de uno mismo; esta condición debe ser recíproca para no interferir con asuntos ajenos y sobre todo para que esta generosidad sea aplicada de igual forma con uno. La civilidad por lo tanto no puede ser individual, es una característica del entorno social.   
La práctica de la civilidad necesita de espacios en los cuales las personas puedan actuar como “personæ publica” según Bauman, sin que se le obligue a quitarse la máscara y revelar información más profunda mostrando un compromiso para no relacionarse con otros para estar solos y dejar solos a los demás. En las ciudades se encuentran dos categorías de espacios públicos que distan mucho de los modelos ideales del espacio civil.
 
1.     Bauman pone el ejemplo de La Défense como la primera categoría de lugares públicos urbanos, sin embargo para nada civil. Es un desierto urbano que inspira respeto pero no la permanencia en el lugar, los fantásticos edificios se imponen en ese paisaje, sin embargo están ahí para ser admirados, no para que las personas entren en ellos, revestidos de cristal espejado mantienen un anonimato e impenetrabilidad inexorables, haciendo que quien las mire se sienta como aquella construcción. No hay árboles ni bancos, a excepción de unos que se encuentran sobre una plataforma y que sólo sirven para que las personas se sienten a tratar aspectos importantes. La única concurrencia de personas en este lugar es a las horas en las que llega el tren y las personas se disponen a subir o a bajar y trasladarse a sus destinos.     
 

2.     La segunda  categoría según Bauman tampoco es civil y está destinada a hacer consumidoras a las personas. Según Liisa Uusitalo (1998) “Los consumidores suelen compartir los espacios físicos de consumo como salas de concierto o exhibición, sitios turísticos, de actividad deportiva, shoppings y cafeterías sin mantener un tipo de interacción social.” Estos actores al participar en una misma actividad instan a la acción y no a la interacción, ya que si se hace esta última distraen mental y físicamente a los consumidores de sus tareas, por esto Bauman afirma que no hay una colectividad en estos lugares, a pesar de estar llenos de gente. En estos lugares los encuentros tienes que ser muy breves, en estos lugares hay orden para que el enfoque del consumidor no sea desviado; las personas no se reúnen a platicar, ellos mismos son su mejor compañía.

¿Crees que estos lugares han sido producto de necesidades que se han presentado o es que nosotros ya no somos tanto ese ser social? ¿Reconoces algún lugar parecido a los que se hablaron anteriormente? ¿Consideras que esta situación favorece a las personas en la actualidad? Millones de preguntas pueden surgir a la mente del lector, sin embargo cierto es que las relaciones sociales ya no son las mismas que hace tiempo y no solo lo vemos en nosotros si no en las construcciones que nos rodean.

Este último vídeo nos ayudara un poco más a entender el como Bauman veía a esta modernidad líquida. 



Bauman, Zygmunt. (2003). Espacio/tiempo. en Modernidad líquida (102 - 106 p). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

1 comentarios :

  1. ¡Wow, me encantó! Muchas gracias por expresar el punto de vista que tuvieron de ese tema. La verdad es que me ha ayudado mucho a comprenderlo. Se merecen un mundo, muchas bendiciones.

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