Las
predicciones sobre los horrores que nos depararía el destino si no se lo
detenía antes de que fuera demasiado tarde han sido causa de una controversia
de hace cincuenta años entre “el mundo feliz” de Aldous Huxley que relataba un mundo
lleno de opulencia y libertinaje, sus personajes eran despreocupados y
retozones y en “1984” de George Orwell, que describía un mundo degradado,
carente y necesitado y los personajes que lo habitan son temerosos y tristes.
Aunque estos dos mundos eran una dicotomía
tenían algo que unía ambas visiones y era que los habitantes de estos mundos viven
bajo un control total y la libertad personal no existía, de hecho ofendía las
personas que ya estaban entrenadas para cumplir con órdenes y seguir una rutina
prefijada por un grupo que tenía en sus manos todo el poder, el resto de seres
humanos eran solo títeres y en las manos del grupo en el poder están los hilos.
En un mudo divido como ya un tiempo
atrás Carlos Marx lo había dicho pero de otra forma, entre manipuladores y
manipulados, entre planificadores y los que cumplen esos planes, un mundo en el
que es inimaginable otra alternativa.
Orwell
y Huxley concebían un mismo futuro para el mundo, la única diferencia era el
camino para llegar a este destino, destino que estamos viviendo hoy en día,
como estos dos visionarios lo habrían dicho en el futuro de sus mundos, donde
todos somos ignorantes, obtusos o indolentes y permitimos que las cosas sigan
su “rumbo natural”. La tragedia del
mundo era seguir obstinada e incontrolablemente un futuro en el que los
poderosos se vuelven más poderosos y los pobres se vuelven más débiles y los
hombre y mujeres quedan sin decisión sobre sus propias vidas como actualmente
sucede y frecuentemente no lo queremos ver de esa manera, el sistema
capitalista que en vez de educarnos busca quitarnos el juicio propio por medio
de la represión y los medios de comunicación. Tal como Sócrates y Platón no
podían ver un mundo fuese bueno o malo, sin esclavos, Huxley y Orwell no podían
ver un mundo sin jefes que determinaran el parlamento y el rol de cada uno, en
el que si alguien improvisaba ese parlamento es despedido de esta empresa o encerrado
en calabozos.
El capitalismo: pesado y ligero.
Nigel
Thrift hubiera archivado los relatos de Huxley y Orwell bajo la línea del
“discurso de Josué” comparándolo con el “discurso del génesis”, además dice
Thrift que los discursos son metalenguajes que enseñan a las personas a vivir
como personas, el mundo de Josué está organizado por fronteras impenetrables y
el orden aquí significa monotonía, repetición y hechos predecibles, los eventos
que en este mundo suceden tienen más probabilidad de ocurrir que sus contrarios
(lo que llamamos conductas o fenómenos antisociales) que son casi directamente
descartados, en el mundo de Josué todo tiene un propósito pero que está bajo el
orden impuesto, ahí no hay lugar para actos inútiles y los que son útiles no se
consideran como un propósito, para ser reconocido debe servir a la conservación
de ese orden, este orden no requiere de legitimación porque tiene un propósito propio,
simplemente es y no puede dejar de existir, ahí es donde entra Dios y su
creación divina.
Como
ya había descubierto Carlos Marx las ideas de las clases que tienen el poder
son las ideas dominantes por lo menos durante doscientos años que los patrones
de las empresas capitalistas separaron lo racional de lo irracional, lo sensato
de lo insensato y que había alguien que determinaba y limitaba la trayectoria
de la vida humana.
Hasta
hace poco el discurso de Josué era dominante pero ahora el discurso del génesis
prevalece cada vez más.
El
mundo que respaldaba el discurso de Josué era el modelo de un mundo fordista
que era un modelo de acumulación de industrialización y de regulación, que se
alzaba a la dominación de toda la experiencia vital, el fordismo fue la autoconciencia
de la sociedad moderna en su fase “pesada y voluminosa”, en esa etapa el
capital, la dirección y el trabajo permanecieron muy unidos, casi atados por la
combinación de enormes fábricas, maquinaria pesada, y fuerza laboral masiva, el
capitalismo pesado estaba obsesionado con la masa y el tamaño y por ese motivo
con la idea de sus fronteras, de hacerlas impenetrables, el genio de Henry Ford
se encargó de descubrir la manera de mantener a todos los defensores industriales
detrás de sus muros, de una manera muy ingeniosa, aumentar el salario de sus
obreros al doble por lo que evitaba que los obreros rompieran sus cadenas,
estas cadenas que les impedían la movilidad de su lugar de trabajo eran las
cadenas que mantenían vivo el fordismo, en esta etapa pesada el capital estaba
tan fijo a un lugar como sus trabajadores que contrataba, de esta manera
mantenía a la empresa capitalista y la mantenía quitando como Huxley y Orwell
lo habían escrito; sin la decisión sobre la propia vida ni las construcciones
de un juicio propio.
En
la actualidad, el capital viaja liviano con el equipaje de mano, con un simple
portafolio, con un teléfono celular y una computadora, por otra parte el
trabajo sigue inmovilizado como en el pasado, pero el lugar al que antes estaba
fijo perdió su solidez.
La
diferencia entre el capitalismo pesado y el liviano es que el capitalismo
pesado a pesar de ser una fuerza destinada a la acumulación y regulación
adquiere reglas establecidas y que se podían protestar ante quien llevara el
cargo de la empresa o el barco del capitalismo pesado, mientras que en el
liviano no existen reglas establecidas para los que están dentro del
capitalismo liviano.
En el presente trabajo se hablara sobre La modernidad
como historia del tiempo, tomando como referencia el libro “Modernidad Liquida”
del autor Zygmund Bauman.
Zygmunt Bauman (1925) Filósofo y Sociólogo polaco es un autor que analiza entre otras cosas el movimiento obrero
inglés, movimientos sociales y sus conflictos, modernidad, etc. Sus obras de
principios de los 90 analizan las relaciones entre modernidad, la burocracia,
la racionalidad imperante y la racionalidad social.
En su obra Modernidad Liquida utiliza FLUIDEZ- LIQUIDEZ,
como metáfora para definir el continuo cambio social, para explicar en muchos sentidos
la historia de la modernidad. La modernidad líquida es una metáfora que
pretende explicar “lo que dura” y “lo que se conserva en el tiempo” (como por ejemplo
capitalismo industrial) La “fluidez” es
utilizada como una metáfora regente de la etapa actual de la era moderna (los
fluidos no se fijan en el espacio ni se atan en el tiempo- no se conserva una
forma durante mucho tiempo y están constantemente dispuestos a cambiarla; lo
que cuenta es el flujo del tiempo más que el espacio que puedan ocupar.)
Reseña
Bauman a través de la metáfora de la liquidez intenta dar
cuenta de la precariedad de los vínculos humanos en la sociedad individualista
y privatizada, marcado por el carácter transitorio y volátil de las relaciones.
Bauman explica cuáles son los atributos de la sociedad capitalista que han
permanecido en el tiempo y cuales han cambiado, describiendo las tensiones de
las relaciones sociales, el autor expresaba que la modernidad fue el principio
de un proceso de licuefacción, pensaba que cambiar aspectos solidos (fijos/sin
cambios) a líquidos (inestables) de la sociedad llevan al cambio y a la
modernidad.
Nos plantea también que el tiempo moderno se ha
convertido primordialmente en la conquista del espacio, en la lucha moderna
entre el tiempo y el espacio, el espacio era el aspecto sólido capaz de entablar
una guerra de trincheras. En la modernidad la velocidad del movimiento y el
acceso a los medios de movilidad más rápido ascendieron hasta llegar a ser el
instrumento de poder y dominación. Bauman hace referencia a la metáfora de
Foucault respecto al poder: la facilidad de movimiento de los guardias era
garantía de dominación, el dominio del tiempo era el secreto de poder de los
jefes, y tanto el movimiento de los subordinados en el espacio como la negación
del derecho de moverse, como las principales estrategias del poder.
Según Bauman la historia del tiempo comenzó con la
modernidad. El tiempo se ha convertido en el problema del hardware, que los
humanos eran capaces de inventar, construir, usar y controlar, no del
inflexible software indiferentes a la manipulación humana.
El tiempo era diferente del espacio porque, a diferencia
del espacio podía ser alterado y manipulado; convertido en un factor
disruptivo. Es el cónyuge dinámico de la pareja espacio tiempo.
La relación entre tiempo y espacio era mutable no
predeterminada e invariable. La conquista del espacio llego a significar la
creación de máquinas más rápidas. Los movimientos acelerados significaban
espacios más grandes y acelerar los movimientos era la única manera de agrandar
el espacio. El espacio era el valor, era afilar la herramienta
Conclusión.
Me he dado cuenta cómo es que lo que nos plantea Bauman
es muy cierto, puesto que la sociedad es muy susceptible a cambios y estos se
logran con una gran “fluidez” como él lo mencionaba. También es claro como el
hombre a través del tiempo se ha ocupado demasiado en la dominación del tiempo
y del espacio para mantener el control y ejercer el poder, ya que día con día
se trabajan por ejemplo, en la creación de medios de transporte más rápidos
para poder movilizarnos de manera más rápida, y en cuanto a la dominación del
espacio está muy claro en el derecho a la propiedad privada, al establecer límites
de una zona es establecer el límite de tu dominio, es dejar en claro que del
limite hacia dentro uno ejerce el poder y el control.
Bibliografía
Bauman, Zygmunt (2003). Modernidad liquida. México, DF: Fondo de Cultura Económica.
Por Ricardo Roque García y Jaime Agustín González Rojas.
El análisis se realizara entorno a la realidad, para poder tener una
visualización más profunda y crítica sobre el entorno, por medio de los
principios expuestos por el autor mencionado.
Para Bauman existen varios temores que
acosan a las personas con relación a su cuerpo, están obsesionados por estar en
forma y tener una buena salud. Estas actitudes son impulsadas por las mismas
sociedades. Esta sociedad que tiene una ideología de consumo, donde todas las
acciones que se emprenden en esta sociedad de consumo van referente a su
cuerpo. La actitud del cuerpo es una fortaleza asediada, ya que nos lleva a más
consumo de comida especializada para tener una buena salud, como también el uso
de equipo e instrumentos que nos ayudan a estar en forma, cosas que solo el
mercado de consumo nos puede proporcionar cada vez esto nos lleva a la adicción
de comprar y comprar cosas para tener una buena imagen y sentir esa aceptación
social.
Las compras compulsivas manifiestan la
tendencia a la adición de comprar como una manifestación emboscada de latentes
instintos materialista o como un producto de la conspiración comercial, es
decir, de la incitación artificial a perseguir el placer como principal
objetivo de vida. Por otra parte es que la compulsión a comprar
convertida en adicción es una lucha contra la incertidumbre y contra el
embrutecedor sentimiento de inseguridad.
Los consumidores están corriendo detrás
de sensaciones placenteras como también tras el deleite de objetos exhibidos en
los supermercados o en las vidrieras de las tiendas. Pero también tratan de
salir de esta angustia causada por la inseguridad que la misma sociedad les
genera ese temor de ser rechazados. La compra compulsiva o adictiva es siempre
un ritual diurno destinado a exorcizar la horrenda aparición de incertidumbre y
la inseguridad que acosa al comprador. Exorcizar los demonios
interiores exige una actitud positiva y mucha acción. Mientras el arte
del exorcismo, los espectros no serán invencibles. Y en la sociedad de
consumidores individuales, todo debe hacerse individualmente, por uno mismo.
¿Qué otra cosa aparte de salir de compras, satisface el requisito de hacerlo
por uno mismo?
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Bibliografía.
Bauman, Zygmunt (2003). Modernidad liquida. México D.F: Fondo de Cultura Económica.
Zygmunt Bauman nos habla de una modernidad líquida como una metáfora a algo cada día menos estable, en la actualidad vivimos en una sociedad que no cuenta con la solidez que se tenía anteriormente, vivimos en un mundo de consumismo, en el que todo se prefabrica para ser desechable: los trabajos, los objetos, las personas y por lo tanto cualquier tipo de vínculo o relación entre ellos. La diferencia entre un vínculo y un objeto, señala Bauman es:
“Rara vez se detendrán lo suficiente como para darse cuenta de que los vínculos humanos no son como las partes de motor: no suelen venir prefabricados, tienden a desintegrarse con rapidez si se los mantiene herméticamente cerrados y no son fácilmente reemplazables cuando ya no sirven”. (2004, pág. 173) Bauman nos hace referencia a la falta de solidez de los vínculos humanos como uno de los problemas más importantes en nuestra sociedad.
Los vínculos de pareja
Los vínculos de pareja se ven afectadas debido a que vivimos en una sociedad de consumo y eso lleva a las personas a ver a los demás solamente como mercancía. Mediante a la cosificación de las personas se están perdiendo los lazos, y los que había ahora se están destruyendo, debido a la facilidad con lo que se puede hacer ahora, por ejemplo la frase de “hasta que la muerte los separe” es muy difícil que se cumpla debido a que la pareja se vuelve una mercancía, deja de satisfacer necesidades a largo plazo y solamente es utilizado para satisfacer sus deseos de corto plazo, es ahí donde la frase “enamorarse y desenamorarse se puede notar la diferencia entre amor y deseo. El amor debe participar para la construcción debido a que si no es así se puede diluir, por ejemplo en una relación normalmente las pocas que duran son las que poco a poco se van construyendo, mientras que los noviazgos que van muy rápido, lo único que hacen es cosificar a la pareja y únicamente utilizarla para sus deseos. En los vínculos actuales se puede desechar a las personas tal como cuando compras una y otra cosa. Es por eso que ahora las personas les da miedo estar en una relación que dure porque lo ven como una inversión, y le temen al riesgo y eso les ocasiona nerviosismo e inseguridad de lo que pase después. Ahora hay muchas parejas que se conocen mediante la tecnología, redes sociales por ejemplo y entablan lazos los cuales son muy fáciles de disolver con simplemente presionar un botón, a este tipo de vínculos Bauman la llama: de conexión, y el matrimonio está “pasado de moda. Los vínculos de bolsillo en las que solamente se usan las personas por deseo sin que exista ningún lazo emocional, por ejemplo las personas dedicadas al servicio sexual, solo establecen vínculos de bolsillo. No se quiere tener una relación duradera debido a que se teme el tener que depender de la otra persona.
Vínculos de amistad
Los vínculos de amistad se ven afectadas debido a todo lo virtual que ya hay. Es difícil que alguien te ofrezca una amistad real, inclusive es difícil que hasta los vecinos te acepten bien, mientras que en las redes sociales en que alguien te acepte es muy fácil. Al igual que en las demás vínculos las personas son cosificadas y únicamente se ven como algo de lo cual se puede sacar algún provecho mostrándonos cómo el temor a establecer lazos más duraderos sigue ahí, ese miedo a que la persona con la que establezcan el lazo las abandone, o en algún momento se dependa de ella. Se huye también de entablar lazos fuertes por no querer establecer un compromiso, no se crea un buen lazo de amistad debido al compromiso que requiere y que no se quiere entablar porque llegan nuevas oportunidades que les agradan más.
Vínculos familiares
El contacto con nuestro núcleo primario (mamá, papá, hermanos/as) es de los primeros vínculos de carácter afectivo que tenemos en nuestra vida, de la educación y los valores que aprendamos de ellos dependerá en cómo desarrollemos nuestros propios vínculos cuando llegue la adultez. La educación en general depende de muchos factores de los cuales destaca la cultura y la temporalidad en la que nos estamos desarrollando, el problema radica en esta sociedad, en este momento. Zygmunt Bauman nos explica en su libro “Modernidad líquida” cómo ha ido cambiando la sociedad para convertirse en líquido, cómo todo de un momento a otro se hace desechable y eso lo podemos ver desde la educación, desde el consumismo que vivimos en los hogares en el presente: las madres prefieren ponerle a los bebés la televisión, o a sus niños darles celulares o tabletas con la finalidad de que se entretengan y no molesten o no interfieran con sus actividades, las cenas familiares no son más que televisión, Facebook y WhatsApp. Cuando un hijo pide ayuda de su madre o padre para hacer las tareas que se le piden en la escuela la madre o padre al estar viendo el fútbol/novelas le piden al niño que lo busque en Internet, es lógico están cansados de tanto trabajar todo el día para tratar de trabajar en un empleo que no es estable cosa que afecta también a la estabilidad familiar. Los vínculos familiares con el paso del tiempo (y con la ayuda de nuevas tecnologías y cambios en la sociedad) se han ido deteriorando hasta tal grado que hay familias en las que los hijos ni siquiera conocen a sus primos ni a sus tíos, no saben de dónde vienen y eso dificulta a la larga que puedan convivir con más personas y establezcan vínculos fuertes porque ya no se les da ese ejemplo.
Conclusiones.
Podemos verificar como la teoría de Bauman sigue vigente en cuanto a los vínculos humanos en general, como se van deteriorando por diversos factores entre los cuales se encuentra el cambio social y por lo tanto cultural y de qué manera nos afectan y nos preocupan, porque queremos vínculos estables sin arriesgar nada, queriendo que la otra persona sea la que sacrifique todo por nosotros, queriendo amigos sinceros cuando nosotros no nos molestamos en serlo porque tenemos miedo a salir lastimados, a quedar mal, a arriesgar todo y solemos crear una barrera hermética en la cual no dejamos que nadie entre por lo que no nos permitimos establecer vínculo alguno, al menos no cara a cara, ya que solemos buscar esos vínculos en redes sociales, la cuestión sería preguntarnos si la modernidad líquida llego a nosotros o si nosotros la creamos.
Bibliografía.
Bauman, Zygmunt (2003). Modernidad líquida. México D.F: Fondo de Cultura Económica.
A
continuación se hablará acerca del tema “Cuando los extraños se encuentran con
extraños” en el que se hará una breve explicación sobre el comportamiento de
las personas al encontrarse con extraños, cuáles son sus expectativas acerca de
estos encuentros, y la naturaleza social de estos fenómenos para después
abordar dos tipos de lugares públicos que a Bauman le pareció pertinente hablar
en su obra y que son lugares que podemos ver en la actualidad, lugares que
carecen de civilidad.
Según
Richard Sennett (1978) la ciudad es un “asentamiento humano en el que los
humanos tienen probabilidades de conocerse”. Sin embargo Bauman agrega que no
es que la relación entre estos extraños cambie, sino que comienzan como
extraños y después de este fortuito encuentro siguen siendo extraños, no es
como encontrarse a tu padre, tu madre, un amigo de la infancia, etc., más bien
es un desencuentro. No es que se encuentre a ese extraño y se retome el
encuentro pasado, no hablan de sus sentimientos y mucho menos de los sentimientos
de sus conocidos, ni siquiera existen experiencias o recuerdos en los cuales
basarse y continuar. Por lo general es un acontecimiento sin pasado y sin
futuro, el cual se evita para no tener que volverse a ver, es un breve momento
en el que se aprovecha el máximo de ese encuentro tratando de no postergarlo y
no dejarlo para otra ocasión. “En el momento del encuentro no hay tiempo para
ensayo y error, ni aprendizaje a partir de los errores, ni esperanza alguna de
tener otra oportunidad” Bauman (2003).
Sin
embargo para poder acoplarse a estas exigencias, es necesaria una habilidad a
la que se le denomina civilidad, la cual según Sennett protege a las personas y
permite que las personas disfruten de esa compañía, es como ponerse una máscara
con la que se protege de los sentimientos, las situaciones de poder, pero sobre
todo de proteger a los demás de la carga de uno mismo; esta condición debe ser
recíproca para no interferir con asuntos ajenos y sobre todo para que esta
generosidad sea aplicada de igual forma con uno. La civilidad por lo tanto no
puede ser individual, es una característica del entorno social.
La práctica de la civilidad necesita de espacios en los
cuales las personas puedan actuar como “personæ publica” según
Bauman, sin que se le obligue a quitarse la máscara y revelar información más
profunda mostrando un compromiso para no relacionarse con otros para estar
solos y dejar solos a los demás. En las ciudades se encuentran dos categorías
de espacios públicos que distan mucho de los modelos ideales del espacio civil.
1.Bauman
pone el ejemplo de La Défense como la primera categoría de lugares públicos
urbanos, sin embargo para nada civil. Es un desierto urbano que inspira respeto
pero no la permanencia en el lugar, los fantásticos edificios se imponen en ese
paisaje, sin embargo están ahí para ser admirados, no para que las personas
entren en ellos, revestidos de cristal espejado mantienen un anonimato e
impenetrabilidad inexorables, haciendo que quien las mire se sienta como
aquella construcción. No hay árboles ni bancos, a excepción de unos que se
encuentran sobre una plataforma y que sólo sirven para que las personas se
sienten a tratar aspectos importantes. La única concurrencia de personas en
este lugar es a las horas en las que llega el tren y las personas se disponen a
subir o a bajar y trasladarse a sus destinos.
2.La
segunda categoría según Bauman tampoco
es civil y está destinada a hacer consumidoras a las personas. Según Liisa
Uusitalo (1998) “Los consumidores suelen compartir los espacios físicos de
consumo como salas de concierto o exhibición, sitios turísticos, de actividad
deportiva, shoppings y cafeterías sin mantener un tipo de interacción social.”
Estos actores al participar en una misma actividad instan a la acción y no a la
interacción, ya que si se hace esta última distraen mental y físicamente a los
consumidores de sus tareas, por esto Bauman afirma que no hay una colectividad
en estos lugares, a pesar de estar llenos de gente. En estos lugares los
encuentros tienes que ser muy breves, en estos lugares hay orden para que el
enfoque del consumidor no sea desviado; las personas no se reúnen a platicar,
ellos mismos son su mejor compañía.
¿Crees que estos lugares han sido producto de necesidades
que se han presentado o es que nosotros ya no somos tanto ese ser social?
¿Reconoces algún lugar parecido a los que se hablaron anteriormente?
¿Consideras que esta situación favorece a las personas en la actualidad?
Millones de preguntas pueden surgir a la mente del lector, sin embargo cierto
es que las relaciones sociales ya no son las mismas que hace tiempo y no solo
lo vemos en nosotros si no en las construcciones que nos rodean.
Este último vídeo nos ayudara un poco más a entender el como Bauman veía a esta modernidad líquida.
Bauman, Zygmunt. (2003). Espacio/tiempo. en Modernidad líquida (102 - 106 p). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Por
Gómez Garnica Karla y González Lozada Wendolin
En
el siguiente escrito se analiza la visión de Bauman referente a “Divididos,
compramos” tema perteneciente a su libro “Sociedad Liquida”.
Este
tema habla sobre la tendencia que las personas han tomado respecto a
considerar la vida como una salida de
compra y venta, donde aspectos materiales o inmateriales son sometidos a un
juicio de valor consumista.
Actualmente las personas han dejado de pensar en lo que
en verdad significa satisfacer sus necesidades básicas y biologías, se han
dejado llevar por el consumismo. Un ejemplo de esto como su sólido (estar en
libre albedrío) ha pasado a ser un
líquido (debido a estar sometidos al mercantilismo, comercio y publicidad).
La clase de libertad que una sociedad “consumista” ha
brindado a otros individuos es el
ofrecimiento de múltiples opciones para consumo y que desarrolla en el
individuo cierta capacidad de tratar decisiones vitales como simples opciones
de consumo. Se tiende a considerar a la vida como un depósito de productos que
hemos consumido, pero desechado debido a que la satisfacción tiende a agotarse
y perderse.
Las personas consideran que estar en completa libertad es
salir de compras, derrochar dinero y dando a profusión las ofertas que son las
que llevan a sentir placer, satisfacción y de cierta manera a proteger su persona y sus
relaciones.
Tener recursos significa tener libertad de elegir, pero
se debe aceptar y soportar consecuencias desagradables de una mala decisión,
cuando al seleccionar a una persona cualquiera para conformar el entorno de
otra, en algunas ocasiones se llega a tomar medidas drásticas como cambiar de
identidad o delimitar vínculos con todo lo que complementaba una personalidad,
como ocasionar inseguridad.
El sexo plástico, el amor confluente y las relaciones
puras son consecuencias o efectos secundarios de la libertad que poseemos a
elegir, son aspectos consumistas en relaciones de pareja reflejados a esta tendencia
de elegir libremente.
En conclusión, salir de compras y caer en el consumismo
son empleados como instrumentos que expresan la redistribución de la libertad,
las personas para ser
aceptadas suelen dejarse llevar por deseos propios o por la influencia externa
que reciben, duran poco tiempo y que
solo llaman la atención porque son relacionadas con deseos, placeres y
sensaciones seductoras, que cuando no se cumplen llegan a generar conflictos.
Bauman considera que las necesidades que
alguna vez fueron “solidas” ahora se han vuelto “liquidas” debido a que la
libertad que goza un individuo ha influido en nosotros creando consecuencias
que implican en gastos innecesarios, lo que antes se consideraba como valioso,
ahora ha perdido valor total.
Debido a esto lo sólido se ha hecho cada
vez más volátil.
Bibliografía.
Bauman, Zygmunt (2003). Modernidad líquida. México D.F:
Fondo de Cultura Económica.